Ambos nacieron en noviembre
aunque no del mismo año.
Y aunque no fue por acuerdo,
los dos murieron en marzo.
Ambos vivieron
hasta su cincuenta y tres cumpleaños.
Y delante de un tablero de ajedrez,
del mundo se marcharon.
En los felices años veinte
en campeones mundiales se convirtieron.
Y para ello,
una larga espera ambos sufrieron.
Sus estilos de juego,
prototipos son para siempre
aunque eso sí,
radicalmente diferentes.
Por lo demás, como persona:
Uno en vida querido y aclamado,
el otro sin embargo,
despojado y repudiado.
Este vividor,
aquel totalmente enfrascado.
El primero yace en su tierra
el segundo para siempre exiliado.
Gigantes entre los grandes
a Capablanca y Alekhine
en estos simples versos
habrás, espero adivinado.
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