Siempre me había preguntado, porqué de todas las piezas del juego del ajedrez, solo una de ellas -por lo menos en español- tiene un nombre que no significa nada en la vida real.
El Peón es un obrero o una de las peonadas de las antiguas infanterías, la Torre una edificación, el Caballo un bello animal, etc.
Pero un Alfil, solo es la pieza del ajedrez que mueve en diagonal.
Curiosamente, Alfil es una palabra árabe, y significa "El Elefante".
Se refiere a elefantes de guerra naturalmente, procedente del origen asiático del ajedrez. ¿Como acabó entonces un elefante, por ser esa especie de hucha estilizada?
En los ajedreces anglosajones, la pieza ya se parece más a lo que quiere representar, un Obispo con su mitra.
Y la pieza española, -la hucha- es una versión estilizada de la pieza anglosajona, ya que al fin y al cabo, las piezas estándar, las de estilo español incluidas, son de tipo Staunton, o sea, derivadas de la invención inglesa.
¿Y porque los ingleses entendieron que era un Obispo? O peor me lo pones con los franceses que le llaman Bufón.
Pues realmente la religión tiene la culpa. Como los árabes no podían representar seres vivos (creaciones divinas reservadas a un ser superior), el alfil original solo hacía referencia a los cuernos de marfil de este animal, algo como esto:
A los franceses les recordó el gorro donde llevan los cascabeles los bufones, y a los ingleses la mitra eclesiástica con sus dos puntas. Y además, ya que estaban flanqueando al Rey y la Dama, ¿que mejor que las autoridades religiosas podían estar al lado del matrimonio real?
Los españoles lo teníamos claro. Los árabes estuvieron ochocientos años en nuestra tierra, por lo que ya sabíamos perfectamente su origen y que era, por lo que somos los únicos, con los países de habla hispana, naturalmente, que en todo el planeta le siguen llamando por su nombre original.
Su verdadero nombre: ALFIL.
Que bueno si señor, no tenía ni idea.
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